Historia

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Villanueva del Río y Minas, municipio español de la provincia de Sevilla. Situado en la Vega Alta del Guadalquivir, se asienta a orillas de la Ribera del Huesna, dista de la capital unos 42 kilómetros por carretera en dirección a la Sierra Norte sevillana.

Villanueva del Río y Minas no es un pueblo sino dos, Villanueva del Río y luego Villanueva de las Minas. Villanueva del Río era paisaje de río, fue un puerto fluvial en época romana y después de la reconquista como había quedado despoblada en la época árabe, hubo que hacer la villa de nuevo, por eso se llamó Villanueva. Y algún tiempo fue feudo del Duque de Alba de lo que ha quedado como testimonio el edificio en ruinas junto a la iglesia de Santiago el Mayor. Tenía su principal vía en la agricultura del olivo y un poco en la pesca de los albures que subían por el Guadalquivir hasta Alcolea y Lora.

En el siglo XVII se descubren las minas de carbón a una legua de Villanueva. Felipe III autoriza a que el carbón mineral se lleve en barcazas hasta Sevilla, así surge un poblado minero que luego se convierte en barriada de Las Minas y ya empieza a llamarse Villanueva de las Minas.

En el siglo XIX las minas de Villanueva se hacen opulentas, tanto que el gobierno atendiendo las peticiones del barrio minero que es el que tiene el poderío económico, acaba por convertir a ese barrio en cabeza de municipio.

El 22 de Diciembre de 1.944 el Boletín Oficial del Estado cambiaba el nombre de Villanueva del Río por Villanueva del Río y Minas y se trasladó al barrio minero el Ayuntamiento, el archivo municipal y todas las dependencias oficiales.

Un núcleo de población unido a la historia es La barriada del CARBONAL sita a unos km de Vva.del Río y Minas.

EL CARBONAL Tomó esta denominación a primeros del siglo XIX cuando se construyó un gran almacén de carbón junto al río Guadalquivir, con objeto de acumular el mineral para su posterior traslado en barcazas carboneras. En 1817 el primer barco de vapor que surcó las aguas de este río. Llamado Real San Fernando y perteneciente a la Real Compañía de Navegación del Guadalquivir, transportaba este mineral a las principales fundiciones y fábricas militares de Sevilla.

Posteriormente y hasta hace muy pocos años, en las proximidades de donde hoy podemos localizar la fábrica y cercanos a las vías del ferrocarril, existían construidas unas naves que fueron destinadas a polvorines del Ejercito del Aire. Al finalizar la Guerra Civil Española y habiéndose aprobado por el Ministerio de Obras Públicas un Plan General de Obras Hidráulicas, se consideró imposible hacer frente a las necesidades de cemento con la industria nacional, por lo que a finales de 1945, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir considero necesario instalar una fábrica de cemento en Andalucía. Después de la aprobación de los correspondientes proyectos, fue a principios de 1948 cuando comenzaron los primeros trabajos de construcción de la fábrica, y aunque su plazo de ejecución tenía prevista una duración máxima de dos años, no fue inaugurada oficialmente hasta el 14 de abril de 1953. La construcción fue dirigida por la Dirección General de Obras Hidráulicas, siendo entonces Ingeniero Jefe Don Florentino Briones a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y adjudicada a la empresa constructora Entrecanales y Távora, S.A. siendo ingeniero de la obra D. Teodoro Cabrera Corral y como jefe de personal y administración D. Carmelo Gómez González.

Según figura en un estudio realizado por el sindicato CGT y expuesto en un ciclo de conferencias sobre la "Recuperación de la Memoria de la Historia Social", celebrado en febrero de 2003 en la localidad sevillana de Alcalá del Río, la dictadura gobernante tuvo como método, utilizar a los más de 150.000 presos políticos, como mano de obra gratuita para construir las múltiples obras hidráulicas (canales, pantanos, etc.) infraestructura viaria (carreteras, vías férreas, túneles, puentes, etc..) por lo que se desprende que los 40 presos que trabajaron en la construcción de la fábrica y en las canteras que alimentaban la misma, bien podrían haber pertenecido al grupo de 2.000 que estaban distribuidos en los campos de concentración de Guillena y La Algaba, o bien eran desplazados en camiones desde los barracones del campo de Los Merinales en término de Dos Hermanas, en donde a varios miles, les había sido conmutada la pena de muerte por la de 30 años de trabajos forzosos. Una de las obras importantes en Andalucía fue la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir denominado "El canal de los presos", de 158 kilómetros de longitud y cuyo inicio se localiza en la presa de  Peñaflor, terminando en las marismas de la localidad sevillana de Lebrija.

 LA FÁBRICA, fue el 14 de abril de 1953 cuando se entrega la obra por la constructora Entrecanales y Távora a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el acto de inauguración fue presidido por el entonces Jefe de Estado General Franco, acompañado de algunos sus ministros, el Director General de Obras Públicas Don Florentino Briones, varios representantes de la Confederación y el equipo directivo a cuyo cargo se entregó la gestión y que quedó compuesto por las siguientes personas: Ingeniero Jefe: Don Joaquín Gavala Ruiz. Ingeniero ayudante: Don Feliciano Modamio Díaz. Gerente: Don Florentino Briones. Subgerente: Don Ulpiano Sola Marín. Químicos: Don José Laffarga Osteret y Don Manuel García Sola. Jefe de admón.: Don Benito Cañuelo Martín.

La fábrica estaba situada en el término municipal de Villanueva del Río y Minas, a unos 42 kilómetros al norte de Sevilla, y al borde del río Guadalquivir en su margen derecha. A pie de la carretera de Lora del Río a Santiponce y a pocos metros de la estación de ferrocarril de Alcolea del Río, en la línea férrea de Sevilla a Mérida.

La capacidad teórica de 75.000 toneladas nunca se consiguió debido a las muchas averías por ser maquinaria procedente de un desmantelamiento. La mayor parte de la maquinaria procedía de la compra de una instalación cementera de 2 hornos y 120.000 toneladas de capacidad, a la empresa belga "Cimenterie et Briqueterie Reunies (CBR) de Ravel. La compra de efectuó de acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas, conjuntamente con la Empresa Nacional Hidroeléctrica de Ribagorzana (ENHER) perteneciente al Instituto Nacional de Industria, y que la destinaría a la instalación de una fábrica de cementos en Pont de Suert, conviniendo la distribución de las instalaciones en dos partes con capacidad de 70.000 toneladas para ENHER y 50.000 toneladas para la Confederación representado en un horno HUMBOLDT de 60 metros de longitud. El precio de adquisición de la parte destinada a Cementos Guadalquivir fue presupuestado en 3.950.000 pesetas.

Aunque la producción calculada para el inicio ascendía a 75.000 Tm3, se consiguieron antes de la ampliación 60.000 Tm3. Una vez instalado el segundohorno, SMIDTH de 100 metros, la producción alcanzó las 150.000 Tm3, por lo que cumplía con lo previsto y permitía abastecer distintas obras de otras Cuencas Hidrográficas.

Hasta finales de 1966 la inversión a cargo de los Presupuestos Generales del Estado ascendió a 300.000.000 de pesetas, a partir del 27 de diciembre de este mismo año hasta el 1971, sólo de invirtieron 35.723.000 pesetas, pero ya por cuenta de la Confederación.

La piedra caliza, la arcilla y la piedra de yeso, eran las principales materias primas que se utilizaban en la fabricación del cemento. La caliza, se extraía por explotación a cielo abierto en la cantera ubicada en Sierra Traviesa, a una distancia de unos 8.500 metros al NO de la fábrica, transportándose este material una vez triturado por medio de un teleférico que con anterioridad había estado instalado en el pantano del Pintado, desde la misma cantera hasta el apartadero o estación instalado dentro del recinto de la fábrica alcanzando un total de 183 m3 diarios. Una vez ampliada la misma, este sistema fue sustituido por el de transporte por carretera con los famosos camiones MAKA de 14 toneladas.

La cantera de marga azul arcillosa, se encontraba situada a 1.300 metros al este de la fábrica, que una vez introducida en la batidora para su disolución en agua, era conducida hasta los molinos de crudo siendo uno Polysius y el otro Smidth por una red de tuberías de 200 mm. de diámetro.

La piedra de yeso era adquirida en las canteras más próximas y transportada por ferrocarril hasta la estación de Alcolea del Río procediendo en la mayoría de los casos, de las canteras de Morón de la Frontera, Osuna o de las Cabezas de San Juan.

Desde la subestación que la Compañía Sevillana de Electricidad tenía a 6 Km. de distancia (Alcolea) se efectuaba la alimentación principal a través de la red general por una línea a 70.000 V. Como prevención se montó una central térmica de 1.000 KVA. alimentada con carbón mineral, sustituida posteriormente por dos potente motores diesel de 650 CV. Las instalaciones eléctricas y su mantenimiento siempre estuvieron a cargo de la compañía eléctrica "ABENGOA". El agua para uso industrial, era bombeada desde el río Guadalquivir, hasta un depósito situado en la parte más alta del recinto de la fábrica. La potable, era traída desde un pozo de captación hecho a la orilla del arroyo Parroso.

La fábrica de cementos contaba con tres talleres propios, el mecánico que incluía además el de carpintería, el eléctrico y el de locomoción, donde se encontraban instaladas las maquinarias y herramientas más necesarias, además disponía un colegio de aprendices de oficios que nutriría de profesionales a la propia fábrica. Un confortable edificio de oficinas y entre otros servicios, destacar el botiquín en donde se asistían a los trabajadores y familiares residentes en fábrica, y el pabellón destinado a comedores con lavabos y duchas.

Posteriormente contó con Comité de Seguridad e Higiene, cuya composición a 1975 era la siguiente: Presidente: Don Ulpiano Sola Marín (Subgerente). Jefe de Servicio: Don Luis Urbán Alejandre (Médico). Ing. De Seguridad: Don Feliciano Modamio Díaz (Aydte.Ingeniero). Secretario: Don Manuel Alonso Conde. Vocales: Don Pedro Aznar Sánchez, Don José Castaño Cuadrado y Don Manuel Arias Reyes. El sistema de fabricación empleado era el de "vía húmeda" con horno rotativo y alimentado con carbón mineral. Con la instalación del segundo horno, este tipo de alimentación se sustituyó por el de fue-oil.

El tipo de cemento que se fabricaba, era el PORTLAND normal y especial y el SULFADUR bajo licencia alemana.

Con el transcurso de los años, la dirección de la fábrica no dejó de modernizar sus maquinarias y ampliar las instalaciones. Estas constantes inversiones sirvieron para el montaje de un segundo horno y así aumentar la producción hasta las 150.000 toneladas. Pero con la modernización de la maquinaria no solo se consigue más producción, más eficiencia y mejora de los ratios de gastos. En la cantera caliza, las vagonetas que cargadas a pala y empujadas por el personal transportaban la piedra triturada desde el frente de cantera hasta la torva de la machacadora de trituración, fueron sustituidas por una potente palera y camiones OCLI. En la nave de ensacado, también quedó con un solo hombre que manejaba la cinta transportadora, cuando al principio se efectuaba en carretillas desde la ensacadora hasta los camiones o vagones que esperaban en el apartadero, situado a unos 300 metros de fábrica y que también fue construido por Confederación.

Tan importante fue la transformación, que en el año anterior a su cierre, de aquella maquinaria que se adquirió en Bélgica sólo quedaba en servicio el horno. Esta modernización provocó el cese de contrato a muchos trabajadores, pues de 270 que componían la plantilla en sus inicios, sólo 136 permanecieron hasta que se cerró la fábrica en 1976 tras más de 20 años de funcionamiento. La versión oficial fue muy escueta, justificaba el cierre de sus instalaciones debido a las dificultades económicas que se le planteaban para seguir modernizando sus instalaciones y a las fuertes presiones recibidas del sector privado cementero ya muy desarrollado en nuestro país por aquellos años.

La valoración que se efectuó en marzo de 1985 para su subasta por Patrimonio del Estado, ascendió a 138.027.327 pesetas, donde se incluía maquinaria e instalaciones y almacén de materiales.

Desde el cierre patronal de la fábrica, fueron numerosos los interesados en la adquisición de la misma, destacando al industrial madrileño Don Clemente Román, propietario de otras fábricas en España y dispuesto a poner esta en funcionamiento.

Con posterioridad el Sr. Román quiso participar en la subasta entregando la fianza correspondiente que exigía el pliego de condiciones que se publicó. Transcurridos unos meses le comunican a través de una llamada telefónica, que por temas políticos debe desistir de la intención de puja y que retire de Hacienda el importe entregado para el concurso público. Este mismo señor adquiere en el año 1990 ó 1991, toda la maquinaria instalada en la cantera de caliza a Don Rafael Beca, propietario por esos años de todos aquellos terrenos y su contenido (maquinaria, viviendas, capilla, etc.).

En 1996 el BOJA nº 62 en su página 5529, la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Andalucía, ya propietaria del terreno y sus instalaciones por traspaso de la Administración Central, saca a subasta las instalaciones desmontables de la fábrica de cementos "El Carbonal" por un tipo de licitación de 29.750.000 pesetas. No se ha podido conocer el desenlace oficial de la misma, pero por el contrario si se sabe que en aquel mismo año aparece nuevamente en Sr. Román, desmontando la misma para instalarla en otro lugar.

LA POBLACIÓN, Debido a la distancia existente entre la fábrica y las poblaciones mas cercanas como Villanueva del Río y Minas y Tocina, fue necesario construir un poblado para el personal, contando éste al principio de unas 60 viviendas y un pabellón para solteros, con posterioridad llegaron a 83 el número de familias que residían en fábrica alcanzando los 450 o 500 habitantes en total. También se dotó de los servicios más necesarios como economato, escuela con dos aulas, una de niños y otra de niñas. Con un número de 60 alumnos entre las dos, capilla, casino recreativo con biblioteca y sala de cine y teatro, en donde se celebraban todas las fiestas del poblado. También se disponía de campo de deportes cuyo titular era el equipo de fútbol "El Chopero".

Al inicio de la explotación, el personal que trabajaba en cantera era transportado diariamente en camiones desde fábrica hasta que se construyó un poblado en un hermoso enclave de la Sierra Traviesa. Este poblado contaba con 31 viviendas, un pequeño economato para los alimentos más necesarios, colegio mixto de primera enseñanza, capilla, botiquín para primeros auxilios y un casino que incorporaba cine y biblioteca. El cierre de la fábrica, produjo que muchas fueron las familias perjudicadas y que tuvieron que levantar su vivienda para cambiar la residencia dejando atrás a familiares y amigos. Sin embargo no hubo problemas graves laborales, ya que el expediente de regulación de empleo iniciado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, fue resolviéndose mediante jubilaciones anticipadas y traslados del personal a otros servicios bien de la Confederación o a otras dependencias del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.

 

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